Luz en el sótano
Sigo, creo, hago, lleno mi vida con lo mío. Me muevo, trabajo, resuelvo, busco, pienso, me relaciono. Hablo con otros y conmigo, me cuido, me nutro, me quiero… Igual te extraño, igual te quiero en mi vida, igual necesito hablarte, igual espero que me escribas. Igual sigo sintiendo amor por vos y por mí con vos.
Me entristece tu necesidad de espacio, me enoja también. Igual entiendo. No sé si es miedo, si te abruma, si es desinterés o son tus propios mambos internos o externos los que no te permiten estar. Tal vez no haya una razón, es lo que creo que dirías. Igual no importa, no tiene que importarme. Importa cuidar mi energía, cuidarme. Importo yo para mí, extranándote y todo.
Podés irte, volver, estar, no estar, hablar, hacer silencio. Pedir espacio sin pedirlo, correrte, correrme. Quererte, quererme, extrañarme y no decirmelo. Lo que te pase no es mi tema, no puedo hacer nada con eso. Solo puedo esperar mientras sigo. O irme, hacer el duelo y seguir… sí, el duelo, porque la melancolía de lo posible se duela también. Porque ese “fluir” tocó mis entrañas y mi alma de una manera que nunca voy a entender del todo. Y porque acá, en las palabras, puedo ser todo lo “exagerada” que quiera y no tengo que “calmarme” o “relajarme”. Acá las reglas son mías y puedo ser. Puedo sentir sin miedo y dar toda mi intensidad sin preocuparme por tu mirada y la de nadie.
Lo que despertaste en mí no se apaga más, no importa qué pase. Ya hiciste lo que viniste a hacer en mi vida, solo por eso te voy a estar siempre agradecida y nunca te voy a olvidar. Fuiste mi luz en el sótano. Por vos encontré mis alas llenas de polvo en el fondo del cajón que más abajo y atrás había quedado. Ahora me voy a probarlas… sí querés, podés acompañarme. Sino mírame volar sabiendo que en parte fuiste impulso.
Sueño de luna nueva
Yo era un yegua salvaje domada y con orejeras, vos viniste a desajustar mis riendas y quitármelas. Entonces vi todo el campo abierto y recordé que era libre y corrí desbocada hacia mí misma. Por vos descubrí que no había un solo camino, sino todos.
Me dormí pensándote. “Ya hablé con otros y quiero seguir hablando con vos” escribí y me dije en voz alta al acostarme. Y me desperté con un mensaje de mi inconsciente hecho piel. La luna nueva ilumina con su oscuridad mi lado profundo y me muestra el mensaje completo. Los eclipses por venir, cierran el ciclo que empezó con mi “transmutación” en marzo. Con ese sueño en que no tenía forma y me veía desde afuera entendiendo por fin que no podía seguir así. Allí se abrió lo que hoy se cierra con un nuevo sueño.
Uno en el que estabas, pero no eras protagonista. Uno en que sentí tanto que no sabía si era placer o dolor. Uno en que exploté sensualidad y a la vez lloré angustia. Un dolor atrapado por siglos, que no es solo mío, pero que por fin ya no está en mí.
Un beso, caricias, toda mi piel siendo placer, toda yo entregada al gozo. Un sueño que se convirtió en experiencia sensorial pura. Mi cuerpo soñando. Pero mi ilimitada capacidad de sentir placer no fue el único mensaje, hubo otras imágenes y subtextos que tuve que escuchar, analizar… un despertar completo sobre la abundancia, los vínculos, el dolor y el placer, la dicha y el compromiso.
Apertura
El día que decidiste escribirme, conocerme, hubo un portal energético que nos puso frente a frente para ser esa tenue llama de iluminación la una en la otra. Eso abrió mis caminos, me abrió. Ahora me queda emprender el vuelo, con rumbo al horizonte de toda mi historia por venir. Con la carga de todo mi pasado que ya no pesa. Con el peso de lo recibido de mis antepasados que ya no duele. Con la tristeza de que no puedas acompañarme en este nuevo comienzo…
Con la esperanza, también, de que haya otra parte del camino que podamos caminar juntas. Que no haya sido solo esto. Y, aunque haya injusticia en ese “solo esto” cuando es algo tan inmenso para mí, significa que yo vi lo hermoso que podría ser y comparado con eso, lo que realmente fue, es un “solo esto”.
Desde el aire, siendo tierra espero poder parar a tomar de tu agua alguna vez… y tal vez podamos ser fuego.

Vuelo
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