Qué días difíciles estos… sin ganas, sin fe.
Pausa en la bruma, no hay dónde correr.
No hay meta y no hay lugar seguro al que volver.
No hay caminos y la vista no llega más allá de mis propias manos.
No hay paisajes para entretenerse, no hay abrazos que consuelen.
Solo Merlot y yo, respirando. No hay relatos.
No hay épica, más que aquella que significa estar viva.
Hay respiración y seguir aunque no haya nada.
Pausa sin prisa, pausa sin espacio ni tiempo.
Pausa infértil, improductiva, real.
No hay dolor, no hay angustia, hay descanso por simple nada que hay.
Sin argumentos más que aquel del sinsentido…
No hay promesas, no hay proyección, no hay planes.
Tampoco problemas ni contratiempos, solo esto: nada.
Silencio.
De nada sirven aquí los personajes, los mensajes, los aprendizajes…
Estamos así la luz, mi sombra y todas mis yoes mirándonosen silencio.
Respirando la nada sin saber.
¿Es este el punto de partida de cualquier vida nueva?
¿Así es cómo se siente llegar al mundo por primera vez?
¿Esto es nacer? Se parece.
Una nada dentro de un todo.
Nada dentro de las expectativas ajenas, de las esperanzas de otros.
Nada con mandatos y nombres dados sin poder elegir.
No hubo pedido de haber venido, no hubo deseo que te haya traído.
pero llegamos y somos por el deseo de otros.
Y mientras en mí hay pausa y bruma…
Afuera movimiento, transformación constatne, cambios…
Vidas en permanente transcurrir.
Otros con sus brumas, otros huyendo de ella llenas sus manos de certezas.
Los veo. Los entiendo. Los amo. Los odio. Los olvido. Los recuerdo.
Quiero ser parte, quiero cambiarlos, quiero cambiar para ellos.
Quiero alejarme, quiero acercarme.
El mundo y yo, el mundo para mí, yo para el mundo.
No se puede mirar en la bruma, no con ojos abiertos.
Solo se puede escuchar, escucharlos, escucharse.
Se puede sentir, conectar.
Intuición es la vista que atraviesa la bruma. Esa es mi respuesta.
Esto es lo que el cuerpo me está gritando hace años y yo no sé entender.
Este, un no-poema que nace como vómito de un no saber.
Un no saber que sabe.
Un no saber en alguien que todo quiere saberlo.
eso es ver en la bruma.
Mi cuerpo lo anticipó, como cuando el aire se pone raro antes de llegar la tormenta, En julio mi cuerpo lo gritaba, la palabra lo escribió y la vida lo encarnó en ese mensaje que me cambió la vida en agosto. Sin saber sabiendo: la ley interna de mi vida… “un no saber que sabe”

Pausa en la bruma
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